Alumnos de Pilates brillando diamantinamente después de una clase. Foto de E. Soto. |
Hoy hablamos de:
- Pilates. Una meta es para siempre
- La motivación
- Deporte, falsas expectativas y frustración. Por qué fracasas en tus objetivos y cómo ponerle remedio
- Procrastinación
- Baja autoestima
- Miedo al fracaso
- Problemas en la gestión del tiempo
Pilates para siempre
El deporte, practicarlo, se entiende, no verlo por televisión, se incluye dentro de los objetivos de superación personal, algo que sabemos que mejorará nuestra salud mental y física y que además nos mantendrá en forma para luchar por nuestros otros objetivos vitales. Podemos decir que es algo utilitario, que debemos practicar deporte porque es beneficioso y nada más. Diría que es un mal enfoque, y puede llevarnos al fracaso si no tenemos una gran fuerza de voluntad. Veamos por qué.
Practicar Pilates, cualquier deporte, debe darte la felicidad, la tuya. Es verdad que habrá que invertir tiempo y esfuerzo, que a veces preferirías clavarte un cactus en la entrepierna antes que repetir un teaser más, pero a la larga, debe ser una actividad placentera, no frustrante.
Una pequeña puntualización: dijimos en el post anterior que los objetivos deben tener un plazo de tiempo para cumplirse, pero una meta no, una meta es para siempre. Si queremos mejorar o mantener nuestra salud física y mental, practicar deporte será una actividad que no dejaremos nunca y no será sostenible en el tiempo si nos falla la motivación.
La motivación es clave, sobre todo en Pilates que exige un gran esfuerzo al cuerpo y a la mente. Hay dos clases de motivación: una motivación intrínseca, que sería el placer de practicar deporte, desligado de cualquier otra consideración sobre beneficios o conveniencia, y una motivación extrínseca, que sería la recompensa que da a la larga practicar deporte sobre nuestro cuerpo y nuestra mente. Para poder mantener la práctica deportiva durante toda nuestra vida, lo mejor sería tener un mayor índice del primer tipo de motivación.
Si tu profesora de Pilates tiene que amenazarte para que sigas con la serie abdominal, ese no es el camino. Foto de Fernando Aguilar |
Deporte, falsas expectativas y frustración. Por qué fracasas en tus objetivos y cómo ponerle remedio
En deporte, pocas cosas hay tan importantes como la gestión de expectativas y la tolerancia a la frustración.
Supón que tú y una amiga os decidís a practicar Pilates, pero os proponéis diferentes objetivos a corto plazo. Tú aspiras a realizar diez roll ups perfectos en el primer mes y tu amiga cinco. Supón que a final de enero las dos hacéis, según el indisputable criterio de vuestra profesora, ocho roll ups perfectos. El resultado es el mismo pero vuestro estado de ánimo no, porque mientras tu amiga disfrutará de una sensación de éxito, tú la tendrás de fracaso.
Cuando las metas no se consiguen y nos enfrentamos a la frustración es normal sentir tristeza, ansiedad, agotamiento, pérdida interés, desánimo, enfado, incluso ira.
No has conseguido realizar el teaser perfecto y has prendido fuego a tu escuela: te entiendo. Foto de R. Gómez. |
Si te apetece ampliar información sobre la tolerancia a las frustraciones en el deportista puedes echar un vistazo a este artículo.
Ahora, párate un momento y reflexiona. Cuando no has logrado alcanzar una meta, tu plan de objetivos no se ha cumplido, analiza por qué. Estas son las razones más frecuentes:
- Tal vez no era lo que querías: el objetivo no era tuyo sino de la sociedad en general, diciéndote lo que debes querer: unas tallas menos, por ejemplo. Relacionado con este motivo, si te has propuesto una meta para satisfacer tu ego y solo para eso no tendrá mucho recorrido. Para corregirlo, revisa tus sueños, lo que deseas de verdad, lo que te hará feliz.
- Quizás los objetivos no estaban bien planeados, no eran claros, o concretos. Vuelve a diseñar tu estrategia siguiendo el método SMART.
- Puede que hayas establecido una meta pero no los objetivos para alcanzarla. Establece un plan concreto de objetivos, por escrito y con plazos.
- Puede que fuera un sueño y no una meta. Fantaseas, pero sin plan. Puedes seguir haciéndolo, no te preocupes, pero sé consciente de que el universo no conspira para darte nada si no te levantas del sofá.
- Te saboteaste. Este problema es bastante más complejo y habría mucho que analizar: pueden estar involucrados diferentes grados de procrastinación, baja autoestima, problemas de organización, altas exigencias, miedo al fracaso, inseguridad, etc. y todo ello puede llevarte al fracaso de tu plan de objetivos y a que digas: "Si ya sabía yo que no lo iba a conseguir. Si a mí no me sale nada bien". Profecía autocumplida.
Si eso pasa, debes mejorar la confianza, trabajar la motivación, establecer objetivos a más corto plazo y menos ambiciosos e ir aumentándolos gradualmente, mejorar la estabilidad mental y emocional, buscar apoyo en tu entorno o incluso solicitar consejo profesional. No temas pedir ayuda si tú solo no puedes.
Analicemos estos problemas uno a uno.
Procrastinación
La RAE define procrastinar como sinónimo de diferir, aplazar, es decir retrasar el momento de realizar algo. Y es una definición generosa porque a menudo eso que deberíamos hacer, más que retrasarlo, no lo hacemos nunca. "¿Y si en vez de calentar con el hundred me tumbo en la colchoneta y estiro un poco? Nuestro cerebro las coge al vuelo y enseguida busca justificaciones que nos alivien la culpa. "Es que noto la espalda un poco cargada", "¿Y si me salto el entrenamiento hoy?", "Es que salir de casa ahora que hace frío igual me hace más mal que bien". Siempre hay una excusa.
Recuerdo que hay métodos de Pilates muy efectivos para realizar en casa.
Y aquí van algunos trucos que te ayudarán a dar ese primer paso, el que más cuesta, para empezar tu rutina diaria de ejercicios sin excusas:
- Reserva siempre la misma hora para entrenar y sigue el mismo ritual de preparación: meditar antes, escuchar una canción energética... lo que a ti te funcione.
- Deja la colchoneta, la goma, la ropa de Pilates preparados y a la vista.
- Visualiza lo que vas a sentir cuando cumplas con el programa que te has propuesto.
- Móviles, tablets y otros artefactos infernales diseñados para hacernos caer en la tentación, fuera de la vista.
- No pienses en que todo lo que te has marcado para tu entrenamiento de hoy: piensa solo en realizar tu primer ejercicio, sea estirar despacio el cuello, rotar los hombros, el primer roll down. Lo demás... eso ya es el futuro. Recuerda que no existe.
- Usa la regla de los cinco segundos de Mel Robbins. Pruébala, a mucha gente le funciona. ¿Que cómo va? Sigue leyendo.
Cuando la tentación acecha, tienes unos segundos, unos cinco concretamente, antes de que tu cerebro te justifique el hecho de que interrumpas tu entrenamiento a los cuatro minutos de haberlo empezado. En el momento en que te des cuenta de que empiezas a dudar: "No sé si será mejor dejarlo: creo que me he dejado el horno encendido, igual ha estrenado modelito nuevo una Kardashian, ¿no empezaba esa serie tan buena de Netflix?", empieza una cuenta atrás del cinco al cero: de este modo conseguirás que tu mente se distraiga, no maquine una excusa perfectamente razonable para dejar el entrenamiento y mates el impulso de coger el móvil para criticar el outfit de Kim.
Puedes leer más sobre esta técnica aquí (en inglés).
- Cuando acabes tu entrenamiento, dedica unos minutos a meditar, a sentir el pico de endorfinas y a disfrutar de la sensación de haber acabado. Eso te ayudará a fortalecer tu disciplina y estarás más preparado para resistir tentaciones futuras.
Cuando hace bueno, yo medito en la terraza. S. Friedman. |
Baja autoestima
El enemigo en casa.
Hay muchos síntomas de que tenemos problemas de autoestima. A las personas con baja autoestima les cuesta tomar decisiones por miedo a equivocarse, le tienen pánico al cambio, son pesimistas, pasivas, tímidas o con tendencia al aislamiento, a menudo sufren de ansiedad, se desmotivan y se dan fácilmente por vencidas, tienen dificultar para aceptar las críticas, les embarga frecuentemente la sensación de que no controlan su vida, la culpa, les preocupa excesivamente el qué dirán, se infravaloran y no ve sus puntos fuertes, solo sus fallos...
Es fácil ver por qué se te puede hacer cuesta arriba un entrenamiento.
Estos problemas son muy importantes y pueden hacernos caer en una depresión si no son tratados a tiempo. No los subestimes y busca ayuda profesional.
Si tu problema de autoestima se reduce a que no te sientes cómodo con tu cuerpo y te incomoda que te vean en mallas, te recuerdo que no es obligatorio marcar cada pequeña lorza del abdomen con lycra y poliéster. Viste algodón, viste ancho, deja que respire tu piel y piensa que en una clase de Pilates nadie está pendiente de tu cuerpo: bastante tiene cada uno con lo suyo.
Pero si tu problema de autoestima es algo más grave, lo repito: busca ayuda profesional para que analicéis juntos el origen del problema.
Mientras tanto, medita, iníciate en técnicas de relajación, respiración y visualización, cuida tu salud física y mental, trátate con delicadeza y trabaja la autoaceptación.
La meditación puede ser beneficiosa para ti, así que tal vez te interese este artículo.
Miedo al fracaso
"Si ya sabía yo que no iba a poder".
Es el primer día que te "enfrentas", probablemente elegí mal el verbo, a la fit ball y ves que tus compañeros, alguno con más años de experiencia practicando Pilates que Romana Kryzanowska, se suben sin miedo y hacen una pirámide perfecta sobre ella. Y tú tratas de recordar si tienes al día tu seguro dental mientras piensas: "Me voy a dar el porrazo de mi vida".
No digas no puedo. Además, seguramente tu profesor, que no es un psicópata, digo yo, no querrá verte sin dientes y que le estropees la tarima con tu sangre, así que te ayudará a subirte a la fit ball y te balanceará delante y detrás para que te acostumbres a la sensación. Te has preocupado por nada.
Por otra parte, no debes pensar en el fracaso como lo opuesto al éxito. No lo es. El fracaso es parte del proceso de aprendizaje. Así pues, no realizar correctamente una posición es parte del proceso de aprender a hacer esa posición. Pide ayuda a tu profesor. Está ahí para eso.
Cuando sientas ese miedo, reconoce qué es exactamente lo que te paraliza, la emoción que te domina en ese momento: frustración, miedo, ira... Y acótala: qué sensación física está asociada: sudoración, respiración agitada..., dónde la sientes, cómo la sientes. Aprende de ella y podrás dominarla.
Sé consciente de tus puntos fuertes y flojos. No te compares con tus compañeros. Céntrate en tu evolución personal y en tu progreso.
Por último, proponte objetivos y metas realistas. Tienes la edad que tienes, y te han tocado en la lotería genética unas articulaciones y una flexibilidad en concreto que no hacían presagiar que fueras la sucesora de Nadia Comăneci. No pasa nada, tú eres tú y tus circunstancias.
Problemas en la gestión del tiempo
El síndrome de No me da la vida.
Las razones pueden ser varias. Es posible que no tengas claros tus metas y objetivos. Repasa este post para asegurarte de que no estás cometiendo este u otros errores de planificación de tu tiempo.
Revisa tus objetivos en Pilates y decide cuanto tiempo le dedicarás. Cíñete a la misma hora y día de la semana y mantén el sitio donde entrenas ordenado y limpio, es tu espacio de trabajo y no es agradable arrastrar pelusas con los pies: ya bastante difícil es el roll up.
Es posible que no tengas claras las prioridades de tu vida. No en tu entrenamiento de Pilates, sino de tu vida en general. A menudo, no somos conscientes de que el día tiene veinticuatro horas y que da para lo que da. Si has decidido dedicarle al Pilates una hora al día (nada mal, enhorabuena) deja la prisa, el agobio, los pensamientos mariposa (que vuelan de flor en flor), no mires el móvil, no hables con amigos. El trabajo, los hijos, la pareja, ponlo todo al lado. Otras disciplinas deportivas tal vez admitan compartirse, pero el Pilates es amante celoso, así que cuando entrenes, solo entrena: dedícate esa hora a tu cuerpo y a tu mente.
El señor Pilates te recompensará desde el más allá, con el cuerpo de un dios nórdico, la mente de Hawking y la paz de un monje budista.
Alumno recién diplomado en la escuela cósmica superior de Pilates. Foto de C. Homer. |
Este tipo de orden debería extenderse fuera de la clase de Pilates: come siempre a las mismas horas, vete a la cama y levántate, incluso los fines de semana, a la misma hora. Come sano, cuida tu cuerpo. Relee los pensamientos de Pilates sobre salud, felicidad, entrenamiento y la vida en general. Te servirán de inspiración y te motivarán cuando flaquees.
¿Mucho en lo que pensar? Bienvenido al Pilates, algo más que un deporte, un estilo de vida, y una meta como un diamante, para siempre.
Feliz semana de Pilates.
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