Los principios de concentración y control son claves en Pilates y dos de los más controvertidos. Veamos porqué.
Hoy hablamos de:
Concentración y control en Pilates
Algunas veces, más de las que me gustaría admitir, he realizado una rutina de Pilates pensando en la lista de la compra o calculando cuánto tardaría en llegar al trabajo si el metro se retrasaba. No quiere decir que no lo diera todo durante la clase, ¡ojo!; he sentido mis abdominales convertirse en acero y mi espalda crujir hasta alargarse varios milímetros. Sin embargo, mi cabeza no estaba en la clase. A veces, he seguido la rutina de ejercicios y transitado por las posiciones con una eficacia conseguida a base de muchos años de práctica, pero distraída, sin concentración.
Si
llevas muchos años practicando Pilates, puede que seas capaz de ejecutar una
pirámide inversa sobre una fitball mientras calculas si una caja de pastas dará
para los diez amigos que vendrán a tu casa por la tarde, pero a estas alturas,
ya habrás entendido que en Pilates, sobre todo en el método de los Elementos,
eso no basta.
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El pan, cuatro yogures, un cuarto de pavo. Rawan Yasser en Unplash (todas) |
Hoy hablaremos de la importancia de la conexión entre cuerpo y mente durante las clases de Pilates y sin la cual, por definición, no habrás dado una clase de Pilates.
En primer
lugar, ya sabrás, si tienes experiencia en el método y has frecuentado
academias y centros de distintas modalidades, que el Pilates puede ser
entendido de formas muy diferentes. Eso es así, no porque los profesores de
Pilates nos inventemos los ejercicios y las rutinas según nos apetezca, sino
porque lo importante no son los movimientos, sino los principios inspirados por
las ideas de Joseph Pilates y que recuerdo aquí: concentración, control,
precisión, fluidez, centro y respiración.
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Yo los domino todos a la vez Rawan Yasser |
Centrémonos
hoy en la concentración y el control, dos principios que para mí
están íntimamente ligados. En primer lugar, en Pilates, los movimientos deben
surgir desde la respiración, fluir desde ella, así que nuestro objetivo será hacerlos
conscientes, concentrándonos en ellos. Pero no porque queremos que nuestro
cuerpo sea consciente del movimiento y tome control de él, que también, sino
porque queremos conseguir que la propia mente sea consciente. Ese será nuestro
verdadero propósito.
Como resultado
de esa concentración, llegaremos al siguiente precepto: el control. No hay duda
de la importancia del control en el método Pilates, de hecho, Joseph Pilates
llamó a su método «Contrología» o
ciencia del control, aunque en un principio parece que circunscribía la idea al
hecho de controlar el sistema muscular y, más concretamente, el movimiento de
los músculos. Pero hoy en día, además, sabemos de los beneficios de mantener el
gobierno de nuestra mente durante la clase. Ya sé que no es fácil: muchos
alumnos son capaces de seguir rutinas complicadas con un dominio de su cuerpo,
de la forma y la posición admirables, pero en sus ojos erráticos y vacíos claramente
se ve que su cabeza no está del todo en la clase. Yo digo que están «de cuerpo
presente», perdonadme el humor negro.
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Ahora que había cogido la postura, ¿tengo que levantarme? |
Este principio,
en Pilates, a menudo se entiende como control
de la mente sobre el cuerpo, como una domesticación de la mente para
traerla constantemente hacia nuestro cuerpo, para bajarla, sujetarla a un lugar
y a un momento en nuestra vida: a la clase de Pilates y al ahora. No está mal,
y ojalá todos los alumnos pudieran conseguirlo, pero cuando pensamos en el
control en Pilates, como la mente debería controlar el cuerpo, estamos
sustituyendo una esclavitud por otra, así que permitidme que dé una vuelta de
tuerca más a esta idea.
Concibo este
principio más como un disolver la mente y liberarla de sus propios pensamientos,
ajenos a nuestro objetivo, vaciarla, para llenarla con nuestro cuerpo, de
manera parecida a la que se hace en muchas técnicas de meditación o de relajación consciente.
Eliminar el
pensamiento y sentir el cuerpo es un objetivo alcanzable en las posiciones
fáciles de Pilates, lo haremos incluso sin juzgar la forma que dibujamos en el
espacio, lo que muchos sentirán como una traición al método, pero estamos
buscando objetivos superiores. Nos centraremos en analizar cómo sentimos nuestro cuerpo: colocación, temperatura, posición en
el espacio, humedad, como si no nos perteneciera; lo observamos, pero no lo
juzgamos, mientras nuestra mente se vacía de pensamientos e incluso, con
suerte, de emociones, y solo somos cuerpo en movimiento. No hay control del
cuerpo por la mente; hay liberación de la mente, para sentir el cuerpo. Entramos
en el terreno de la meditación activa.
Manteniéndonos
además en el presente y controlando el flujo de pensamientos, podremos
reorganizar y aumentar las conexiones
entre cuerpo y mente y obtener todos los beneficios no solo físicos, sino
psicológicos del Pilates.
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Pues esta es mi vida: leer artículos ligeros y luego una siestecita en la pared. Rawan Yasser |
De momento, con
estos dos principios, que tienen muchas más implicaciones, pero he querido
delimitar un poco el tema, ya tenemos bastante para meditar y tratar de
incorporar lo aprendido en nuestra rutinas de Pilates. Los medios para
conseguir esto y aplicarlo de manera práctica a nuestras clases de Pilates,
para no alargar mucho el artículo, los analizaremos en la próxima entrada. Hasta
la próxima.
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